¿Cómo funciona el sistema electoral de Estados Unidos?
El sistema electoral de los Estados Unidos es uno de los más complejos y antiguos del mundo. A su vez, es considerado el más democrático de todos.
La democracia norteamericana siempre ha sido puesta como ejemplo de cómo debería funcionar un Estado nación verdaderamente democrático. Y esto se debe principalmente a dos motivos. En primer lugar, porque Estados Unidos fue una de las primeras repúblicas del mundo. Y en segundo lugar, porque su sistema es tan complejo que, supuestamente, otorga las mayores garantías contra el fraude electoral.
Sin embargo, todos sabemos que en Estados Unidos la ciudadanía no elige directamente al presidente. Entonces, ¿cómo es posible que el sistema norteamericano sea considerado tan democrático?
Los ciudadanos habilitados a votar eligen a un Colegio Electoral de 538 electores en total. Cada estado tiene al menos tres electores, y luego obtiene más en función de su población. Esta elección tiene lugar el segundo martes de noviembre del año electoral.
«The winner takes it all«: el partido que gana la elección en cada estado se lleva la totalidad de los electores de ese estado. Así, por ejemplo, si el Partido Republicano gana en el estado de Florida, se lleva el total de electores que le corresponden al estado de Florida: 29.
Hay elecciones internas en cada estado y luego sus electores eligen al presidente. Simple, ¿no?. Pero es algo más complicado que eso. Además de los 50 estados, también existe el distrito de Columbia (la capital del país, DC). El DC tiene la misma cantidad de electores que el estado menos poblado: Wyoming.
Es decir que el Colegio Electoral contempla no solo a los estados, sino también al DC. Entonces, ¿quiénes quedan por fuera? Todos los residentes de los territorios que están excluidos de la votación (Puerto Rico, Guam, las Islas Vírgenes y las Islas Marianas del Norte).
Todos los estadounidenses, aunque vivan fuera del país tienen derecho a votar por el estado en el que residían antes de irse del país. Así que todos los ciudadanos norteamericanos pueden votar desde cualquier parte del mundo… y desde el espacio exterior también. Los astronautas a bordo de misiones espaciales también pueden hacerlo.
Un ciudadano norteamericano puede enviar su voto desde cualquier parte del mundo, menos desde uno de los cuatro Territorios norteamericanos que reseñados más arriba. Es decir que los únicos lugares del mundo en que los ciudadanos norteamericanos no pueden votar son, justamente, esos cuatro territorios citados anteriormente.
Pero hay un pequeño detalle más: los electores que la ciudadanía designa no están obligados a votar por el presidente que auspiciaron durante la campaña. Siguiendo con el ejemplo del estado de Florida, supongamos que ganan los electores que hacían campaña por el Partido Republicano, pero luego cambian de parecer y cuando llega el momento de elegir al presidente, eligen al candidato del Partido Demócrata.
¿Cómo es posible que un sistema que no otorga garantías a la ciudadanía y que deja fuera tantas personas (los más de cuatro millones que viven en los Territorios) puede ser considerado tan democrático? Bueno, ese es el gran misterio de la ciencia política.
Su estabilidad electoral no lo ha eximido de grandes conflictos políticos, como los ocurridos en relación a los derechos civiles de los negros en los años 60, y de la población hispana en la actualidad. Pero más allá de todos sus defectos, el sistema electoral norteamericano históricamente ha demostrado ser el más estable y resistente del mundo.