LA LEY DE DEFENSA DE LA REPÚBLICA.

220px-JoseOrtegayGasset                                                D. José Ortega y Gasset

El 15 de octubre de 1931 dimitieron Don Niceto Alcalá-Zamora y D. Miguel Maura, como Presidente de Gobierno y Ministro de la Gobernación respectivamente, a causa del artículo 26 de la Constitución que consagraba la persecución religiosa. El resto de los miembros del gobierno provisional, nombraron a Manuel Azaña Presidente del mismo.

Sin pérdida de tiempo, Azaña,  el día 20 presentó por sorpresa a las Cortes la Ley de Defensa de la República. Quedó aprobada el mismo día. Y tiene perlas como las siguientes:

“Se consideran actos de agresión a la República y quedan sometidos a la presente ley: difundir noticias que puedan quebrantar el crédito o  perturbar la paz o el orden público” (artículo 1.3).

“Toda acción o expresión que redunde en menosprecio de las instituciones u organismos del estado” (artículo 1.5)

“La apología del régimen monárquico o de las personas en que se pretenda vincular su representación y el uso de emblemas, insignias o distintivos alusivos a uno u otras” (artículo 1.6)

“Las huelgas (…) declaradas por motivos que no se relacionan con las condiciones de trabajo” (artículo 1.9)

La falta de celo, la negligencia de los funcionarios públicos en el desempeño de sus servicios” (artículo 1.11).

¿Quién medía la falta de celo y la negligencia? ¿Quién debía valorar las noticias que perturban la paz; las de menosprecio de las instituciones? En lo referente a las huelgas, ¿Por qué no se actuó contra la UGT y la CNT cuando ignorando ese precepto declararon innumerables huelgas políticas? ¿Fue, acaso el Sr. Azaña un funcionario modélico en sus 30 años en las “covachuelas” de la Dirección General de los Registros y del Notariado? (Lerroux dixit).

Es destacable la redacción del artículo 1.3. En él, no se hace mención a que las informaciones difundidas puedan ser falsas o veraces; o quebrantar el crédito de quién o quiénes. Es el simple hecho de difundirlas, darlas a conocer lo que se está castigando. ¿Se estaban poniendo la venda antes de la herida? Refleja un afán de secretismo incompatible con la pretendida democracia.

Azaña justificó la necesidad de la Ley con el argumento “No podemos ignorar que después de siete meses de que inició su andadura, nos encontramos que en una gran cantidad de pueblos y aldeas la República no ha penetrado”. Por lo visto la “abrumadora mayoría” de españoles que habían votado el 12 de abril a la República, no había sido tan abrumadora ni tan mayoritaria.

Pero las pacíficas y resignadas gentes del campo no eran las verdaderas enemigas del régimen republicano, sino la prensa canallesca, que por lo visto ya existía entonces

Unamuno llamó a esta ley “aparato ortopédico”, pero al amparo de la misma el gobierno aplicaba la censura, cerrando periódicos y publicaciones temporal o definitivamente y suspendía actos y reuniones cuando se le antojaba. La ley se convirtió en el gran recurso para imponer la arbitrariedad y el despotismo que hacían feliz al Sr. Azaña.

Dijo D. Eduardo Ortega y Gasset: “La república ha dejado a los campesinos sin campo y a los jornaleros sin jornal”

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Dr. Gregorio Marañón

He leído en varias ocasiones y a diversos autores, que fue una Republica sin republicanos y una democracia sin demócratas. D. José Ortega y Gasset, que junto con el Dr. Gregorio Marañón y D. Ramón Pérez de Ayala, fundaron la Asociación al Servicio de la República (ASR), en la que se enrolaron un grupo importante de intelectuales (relación de fundadores abajo) promotores e impulsores del nuevo régimen, que espantados por las tropelías y atrocidades que se estaban cometiendo retiraron su apoyo a la Republica.

En el debate de la Comisión de Constitución, celebrado del 27 de agosto al 9 de septiembre de 1931, intervino como portavoz del grupo ASR. Tras expresar su estima por el proyecto, añadió que “esa tan certera Constitución ha sido mechada con unos cuantos cartuchos detonantes, introducidos arbitrariamente por el espíritu de propaganda o por la incontinencia del utopismo”, y entre esos “cartuchos detonantes” destacó dos:

1) La forma como se había resuelto la cuestión regional: “Si la Constitución crea desde luego la organización de España en regiones, ya no será la España una, quien se encuentre frente a frente de dos o tres regiones indóciles, sino que serán las regiones entre sí quienes se enfrenten, pudiendo de esta suerte cernirse majestuoso sobre sus diferencias el Poder nacional, integral, estatal y único soberano. Contemplad la diferencia de una solución y de otra”  y

2) La cuestión religiosa: “El artículo donde la Constitución legisla sobre la Iglesia  le parece de gran improcedencia” propugnando en su lugar “que la Iglesia, en la Constitución, aparezca situada en una forma parecida a lo que los juristas llaman una Corporación de Derecho público que permita al Estado conservar jurisdicción sobre su temporalidad”  

D. José Ortega y Gasset, permaneció en el escaño durante un año. Dimitió tras criticar públicamente el curso que la República tomaba, en su célebre discurso conocido como «Rectificación de la República» de diciembre de 1931. Completamente desencantado del rumbo de los acontecimientos expresó su desilusión con su célebre frase:

“NO ES ESTO, NO ES ESTO…”

Relación miembros de la ASR que obtuvieron escaño en las Cortes Constituyentes: Justino de Azcárate, Alfonso García Valdecasas, Juan Díaz del Moral, Bernardo Giner de los Ríos, José Fernando González Uña, Vicente Iranzo Enguita, Gregorio Marañón, José Ortega y Gasset, José Pareja Yébenes, Ramón Pérez de Ayala, Manuel Rico Avelló, Juan José Santa Cruz y Publio Suárez Uriarte.

descargaD. Manuel Azaña

NOTA FINAL: D. Manuel Azaña, este hombre tan arrogante, tan prepotente y tan beligerante contra la religión mientras ostentó el poder, murió el 3 de noviembre, a medianoche, en una habitación del Hotel du Midi en Montauban, cerca de París,  abrazado por su mujer y confortado por el obispo Theas  cuyo crucifijo, según su relato, “Arrancó de mis manos besándolo con amor tres veces murmurando: Jesús, misericordia, perdón y piedad, cada vez”. Le administró la extremaunción, mientras seguía murmurando “Señor, perdón y piedad”. El día 5 tuvo un entierro civil. Su féretro se cubrió con una bandera mejicana.

Para mas información sobre la República, ver mi artículo anterior de título:

LA REPÚBLICA TUVO QUE DECLARAR EL ESTADO DE GUERRA AL MES

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