HABLANDO DE ENERGÍA 10

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CENTRAL DE CHERNÓBIL ACTUALMENTE

Cualquier innovación industrial de tecnología avanzada, fija o móvil, puede sufrir fallos y accidentes,  pese a estar construidos pensando cada vez más en la seguridad de los usuarios. Las centrales térmicas de tecnología nuclear no son instalaciones de excesiva complejidad y llevan acumulada una gran experiencia. Sin embargo el temor a un accidente grave deriva de la peligrosidad que supondría una contaminación ambiental de material radiactivo, material que en caso de entrar en contacto con seres vivos y según la dosis, puede tener efectos a corto y largo plazo sobre la salud.

Como ya hemos visto anteriormente, el reactor genera calor para producir vapor de agua  y debe funcionar en un rango determinado de temperaturas. Es por lo tanto necesario un correcto funcionamiento en todo momento del sistema de refrigeración. En los reactores tipo LWR la pérdida del refrigerante, que es a la vez moderador, disminuye la reacción y llega a pararla, pero en los de otro tipo pueden llegar a fundirse los elementos interiores.  En caso de producirse esa eventualidad, es preciso asegurar que no haya ninguna posibilidad de una fuga de material radiactivo al exterior. Por último hay otros riesgos: la delincuencia, el terrorismo y el uso de la industria nuclear para la fabricación de armamento nuclear. Tampoco se puede descartar la posibilidad de ataque a la propia central. Este último tema se trató extensamente en la entrada dedicada a  la construcción de las centrales nucleares. (Hablando de Energía 7)

Hay dos grupos de sistemas de seguridad: activos y pasivos. Una red de detectores térmicos y visuales con control cibernético, con alarmas acústicas, luminosas y mensajes de ordenador, es un sistema de seguridad activo. Una vasija de acero de paredes de 30cm., dentro de un sarcófago de hormigón armado envolviendo la vasija del reactor y a prueba no sólo de fugas radiactivas sino, literalmente, de bombas, y todo ello a su vez dentro de un edificio de paredes de hormigón a prueba de casi todo, es un sistema de seguridad pasivo.

Las nuevas generaciones de centrales nucleares han evolucionado en su diseño de los sistemas de seguridad: sin descuidar la mejora continua de  los  sistemas activos han incorporado cada vez sistemas pasivos más eficientes. En un futuro cercano, las centrales nucleares serán tan seguras que lo peor que les podrá pasar es que se detenga su producción eléctrica. Ni siquiera la intervención humana, por error o crimen, podrá provocar un accidente serio.

A finales de 2015 estaban funcionando en el mundo 441 centrales, 2 en proceso de cierre a largo plazo y 67 en construcción (24 en de ellas en China) y aunque es seguro que ninguna puede provocar una explosión nuclear (recordemos que la cantidad de uranio poco enriquecido y el plutonio residual de una central NO PUEDEN ALCANZAR LA MASA CRITICA en ninguna circunstancia) no es imposible que ocurran explosiones químicas en su interior, incluso de gran magnitud.

Categorías de accidentes.-

 La Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) estableció una escala que cuantifica las incidencias que indican un funcionamiento anormal de una central nuclear. Tiene ocho niveles que van del O al 7, que se resumen así:

Nivel 0. Desviación: Incidentes sin importancia en cuanto a seguridad.

Nivel 1. Anomalía: Funcionamiento temporal fuera del protocolo autorizado de operación.

Nivel 2. Incidente: Eventualidad sin impacto externo pero con posible sobreexposición de trabajadores a la radiación, contaminación interior o fallos en los sistemas de seguridad.

Nivel 3. Incidente serio: Pequeño impacto exterior pero con irradiaciones a personas siempre por debajo de los límites prescritos; severa contaminación interior y/o efectos sobre la salud de algún trabajador.

Nivel 4. Accidente sin riesgo externo: Impacto sobre el público acercándose la dosis recibida de radiación a los límites prescritos; daño significativo en el reactor y/o exposición fatal de trabajadores.

Nivel 5. Accidente con riesgo externo: Fuga radiactiva limitada pero que exija llevar a cabo acciones previstas de Protección Civil; daños severos en el reactor.

Nivel 6. Accidente serio: Fuga radiactiva significativa que exija llevar a cabo el plan completo de Protección Civil.

Nivel 7. Accidente grave: Desastre completo.

En conjunto, ocho categorías de las cuales la mitad son incidentes y la otra mitad accidentes. La mayoría de los que se han producido en el mundo desde que se utiliza la energía nuclear, pertenecen a la primera categoría y solo unos pocos a la segunda, la mayor de los cuales en estados iniciales de esta tecnología.

En la web de la AIEA, hay un detalle exhaustivo de todos los accidentes, su categoría y sus efectos. Solo se han producido tres accidentes graves (Nivel 7) pero el de Chernóbil, por sus circunstancias,  su gravedad y sobre todo sus consecuencias es el más grave de toda la historia.

No voy a comentar el más reciente de Fukushima, porque la AIEA, todavía no ha publicado los resultados definitivos de su investigación; no fue debido a mal funcionamiento de sus sistemas sino a un fenómeno natural imprevisible y, de las informaciones publicadas se desprende que no se han producido muertes por radiación. Ni tan siquiera de los equipos que entraron a detener su funcionamiento por la mejora en los equipos personales.

 Chernóbil.- Como se detectó.-

 La tarde del 27 de abril de 1986 se detectó en Finlandia un nivel de radiactividad anormalmente alto. Lo detectó el Servicio Nacional de Meteorología, pero coincidió con una huelga de funcionarios y no se le prestó demasiada atención. En la vecina Suecia, dos operarios de una central nuclear de Suecia al terminar su turno de trabajo y despojarse de  sus ropas de trabajo, encontraron en ellas dos partículas radiactivas.

Pensaron que aquello indicaba alguna fuga en su central. Investigaron el asunto con rigor y meticulosidad y comprobaron que no había ninguna anomalía. Midieron la radiactividad exterior y llegaron a una conclusión inquietante: en alguna zona lejana,  seguramente en la Unión Soviética, se habría producido un  escape de material radiactivo de grandes proporciones. Comunicaron su descubrimiento a los organismos nacionales e internacionales competentes y se desató una polémica internacional. Después de negativas iniciales, los soviéticos tuvieron que admitir que dos días antes se había producido el accidente más pavoroso que puede tener lugar en una central nuclear del cual no habían dado noticia alguna.

La primera consecuencia que se obtiene es que, aunque la radiactividad no huele, ni pica, ni se ve, la huella que deja es mucho más fiable y trazable que cualquier otro contaminante. El análisis,  comparable a una prueba de ADN, de aquellas dos partículas de unas millonésimas de metro, dio como resultado su composición, el tiempo que llevaban emitidas, y sobre todo, su procedencia.

La segunda es que el personal de las centrales nucleares ha de ser muy bien seleccionado, han de ser extremadamente rigurosos y  transparentes en la comunicación de sus resultados. Si no se dan estas dos características, puede ocurrir de todo. Aunque este principio se debe aplicar a infinidad de actividades profesionales, en la industria nuclear es esencial. Más adelante veremos lo que pasó en la planta de procesamiento de combustible nuclear,  de Tokaimura en Japón, que corrobora este aserto.

Chernóbil ha sido la única catástrofe de sus características que se ha producido en toda la historia del aprovechamiento pacífico de la energía nuclear. Se produce en una Unión Soviética en plena descomposición, lo que lleva a muchos técnicos a afirmar que lo de Chernóbil fue más un resultado de la desintegración de la Unión Soviética que del propio reactor nuclear. Se dieron tal cúmulo de circunstancias que ni siquiera la más retorcida conspiración habría conseguido tan nefastas consecuencias.

Chernóbil.- Causas y desarrollo del accidente.

 Como hemos visto en artículos anteriores, el grafito (carbono puro) es un moderador tan eficiente que permite utilizar uranio natural como combustible, lo que evita los costes de enriquecerlo.

Un reactor que utiliza agua como moderador y refrigerante a la vez (LWR), incorpora un sistema de seguridad en el propio diseño. Si empieza a descontrolarse una reacción en cadena, la primera consecuencia es un aumento de la temperatura en el núcleo del reactor que vaporiza el agua en que están inmersos los elementos combustibles. Al evaporarse el agua disminuye  la cantidad de moderador, el 238U se ocupa de absorber el exceso de neutrones y la reacción en cadena se detiene sin mediar intervención humana.  Cualquier otro tipo de  avería de la que resulte una pérdida de refrigerante que es al mismo tiempo moderador, impide la continuidad de las fisiones.

El reactor de Chernóbil estaba concebido  con el doble propósito de producir energía y plutonio para las cabezas nucleares de los misiles. Al funcionar con uranio natural (esto es 99,3% de 238U), como hemos visto en artículos  previos, el ritmo de capturas neutrónicas por parte del uranio natural es mucho más alto que en un reactor con uranio enriquecido  y, por tanto, la producción de plutonio es más acelerada.

Por otro lado, utilizaba grafito como moderador y agua solo como refrigerante. Por tanto, si la reacción en cadena se descontrola o se produce una pérdida de agua, el efecto es  que la reacción en cadena, espoleada por el eficiente moderador, se acelera en lugar de detenerse.

Además, en los reactores LWR, los más utilizados en occidente,  el combustible está encerrado en una vasija presurizada. La apertura y recarga dura alrededor de un mes y se realiza como máximo una vez al año. Pero el plutonio puro que se necesita para las bombas atómicas tiene que extraerse del reactor a las pocas semanas de haberse formado para evitar que se contamine con elementos transuránicos. Es necesario que sea fácil acceder al núcleo. En el reactor de Chernóbil, las barras de combustible estaban insertadas en un tubo que podía abrirse desde el exterior del núcleo, para retirar el plutonio recién formado, sin detener la reacción en cadena.  Tampoco el núcleo estaba protegido por la vasija presurizada y el búnker de hormigón que encierran un LWR. Contaba con el edificio de contención, pero éste no estaba diseñado para resistir un accidente de gran magnitud. Numerosos análisis posteriores han demostrado que las barreras de seguridad de un reactor de tipo LWR hubieran resistido el accidente de Chernóbil, sin escapes de radiación a la atmósfera.

En resumen, un accidente como Chernóbil no puede ocurrir en los reactores LWR, utilizados para fines estrictamente pacíficos y diseñados para ser seguros, por la capacidad reguladora del agua y por las sucesivas barreras de contención que el diseño incorpora.

En abril de 1986 la planta de Chernóbil planeaba un experimento de ingeniería eléctrica para mejorar el rendimiento de la turbina de vapor. El experimento no involucraba al reactor, cuya única función era proporcionar vapor de agua a la turbina,  por lo que no estaban presentes los físicos  nucleares. Las operaciones debían empezar a la una de la tarde del día 25. Una urgencia del servicio retrasó las operaciones hasta las 23:00. Había que reducir la potencia del reactor en un 25% para las pruebas.  Para ello se debían  bajar un cierto número de barras de control, a fin de absorber neutrones para que la potencia descendiera en un cuarto. Pero con las prisas y la tensión por el retraso, se bajaron demasiadas barras y la potencia se redujo hasta el 6 % del valor nominal, lo que era insuficiente  para el experimento.

Según las normas que se aplican en Occidente hubiera sido OBLIGATORIO cancelar la operación y recuperar poco a poco la potencia del reactor, elevando lentamente las barras de absorbente a lo largo de varias horas. Pero los operadores intentaron acelerar el aumento de potencia, elevando demasiadas barras de control de golpe. Aunque el procedimiento se saltaba ya todas las normas, los supervisores decidieron continuar con el experimento. Como parte de las pruebas, se conectaron una serie de bombas que aumentaron el flujo de agua en el reactor. Sin tener en cuenta que en un reactor de grafito el agua puede actuar como absorbente de neutrones, por lo que ese flujo adicional detuvo aún más la reacción. La reacción de los operadores fue la peor posible. En lugar de suspender el experimento, se retiraron todavía más barras de control.

A la 1:22 a.m. el flujo extra de agua se detuvo, pero las barras de control no se reinsertaron. Medio minuto más tarde uno de los ordenadores de control imprimió un aviso de la necesidad de apagar el reactor, aviso que fue ignorada por el operador. A la 1:23 el agua del reactor comenzaba a vaporizarse acelerándose la reacción en cadena. Las barras de control automáticas bajaron, pero ya era demasiado tarde. El agua empezó a hervir, produciendo más vapor de agua a presión y alta temperatura; la reacción se aceleró más. No hubo tiempo para volver a insertar las barras de control manual que no debían haberse retirado. La reacción se descontroló y, no había forma de frenarla. El calor en el interior del núcleo aumentó 100 veces sobre su máximo permisible. Las explosiones fueron detonaciones químicas, posiblemente producidas por la explosión de gas hidrógeno formado al reaccionar el agua con los metales del reactor.

Alrededor de la 1:30 de la madrugada, cuerpos de bomberos procedentes de Pripyat y Chernóbil llegaron a la central y hacia las 4 de la mañana los peores fuegos se habían extinguido. El grafito que hacía las veces de moderador se había incendiado (el grafito es carbono puro) y los fuegos lo dispersaron en la atmósfera en forma de cenizas ultra radiactivas. Para apagar los fuegos, los helicópteros que enterraron el núcleo bajo toneladas de boro, arena, barro y plomo tuvieron que sobrevolar la nube de cenizas.  Los bomberos, debido a la pobre protección de sus equipos, al igual que los pilotos de los helicópteros, recibieron dosis letales de radiación.

En total, según el Comité Científico de las Naciones Unidas para estudiar los efectos de la radiación (UNSCEAR), murieron 30 personas (2 en el acto y 28 como consecuencia de la radiación) y más de 100 sufrieron heridas de diversa consideración.

Según informe de UNSCEAR en el año 2000 las consecuencias sobre la población civil fueron las siguientes: fue necesario evacuar a 116.000 personas del área en las inmediaciones del reactor (hubo familias -300 personas- que se negaron a abandonar sus casas y la mayoría siguen viviendo allí); causó serios perjuicios económicos, sociales y psicológicos que afectaron a toda la región; se produjeron alrededor de 4.000 casos de cáncer de tiroides en niños y adolescentes expuestos a la radioactividad liberada durante el accidente, casi todos ellos tratados con éxito por extirpación del tiroides; según UNSCEAR no existe evidencia científica de otras enfermedades atribuibles a la radiación, en particular no hay evidencia de aumentos en la frecuencia o malignidad de cánceres: no parece haberse elevado el riesgo de leucemia, una de las mayores preocupaciones durante los primeros años tras el accidente y no se han registrado aumentos (por encima de las medias estadísticas en el país) de cáncer o leucemia ni siquiera entre las cuadrillas de trabajadores que se ocuparon de sellar y limpiar la zona del reactor. La conclusión de UNSCEAR es que la inmensa mayoría de la población no experimentará daños serios de salud como consecuencia del accidente.

UNSCEAR ha pasado 15 años estudiando los efectos de la tragedia de Chernóbil. Su informe (ver enlace online) es, posiblemente, la fuente más autorizada de información de la que disponemos. Sus conclusiones no son para tomárselas a la ligera, desde luego. Mucha gente sufrió como consecuencia de un accidente que no debía haberse producido. Pero no es menos cierto que el número de víctimas directo fue muy inferior al que normalmente se asume. No son pocas las veces que se escucha o lee en medios de comunicación al tratar el tema cifras que varían entre las 1.000 y el millón de fatalidades. La incidencia de cánceres, leucemia o malformaciones no parece haber aumentado entre la población expuesta a la radiación.

“http://www.unscear.org/unscear/en/chernobyl.htrnl 175

Un estudio más reciente y completamente independiente de la Organización Mundial de la Salud concluye:

 Entre los 134 trabajadores de emergencia que trabajaron en la mitigación inmediata de los efectos del accidente de Chernóbil, 19 han muerto entre 1987 y 2004 por diferentes causas. Entre la población general afectada por la contaminación las dosis fueron mucho más bajas y no se produjeron casos de síndrome debido a la radiación aguda.

 De acuerdo con los datos, la mortalidad total entre los liquidadores no difiere de manera significativa en términos estadísticos […] de la mortalidad normal en la población rusa general. Sin embargo existen indicaciones de que un 4,6% de las fatalidades entre los liquidadores que ocurrieron durante los 12 años siguientes al accidente puedan atribuirse a enfermedades inducidas por la radiación  Lo que añadiría unas 7 víctimas a las 30 inmediatas registradas tras el accidente.

 Los estudios sobre residentes de las áreas contaminadas en Bielorrusia, Rusia y Ucrania, realizados desde 1986, no han revelado ninguna evidencia significativa de un aumento de mortalidad relacionado con la radiación, en particular en cuanto a fatalidades causadas por leucemia, cánceres (no de tiroides) y enfermedades no cancerígenas.

 De los más de 4.000 casos de tiroides diagnosticados entre niños y adolescentes en Bielorrusia, Rusia y Ucrania (entre 1992 y 2002), la mayoría han sido tratados con éxito, con menos de un 1 % de fatalidades.

 Debido a la incertidumbre existente, las predicciones de futura mortalidad deben realizarse con gran cuidado. En particular, se da el efecto de una reducción significativa de la esperanza de vida en los tres países (Rusia, Bielorrusia y Ucrania) no asociada a la radiación, que supone un fuerte impedimento para detectar los posibles efectos nocivos de la radiación.

Chernóbil fue una terrible tragedia, pero casi cinco lustros más tarde es necesario repasar las estadísticas y preguntarse por el número de víctimas debidas al petróleo, al gas natural, a las minas de carbón, a la contaminación medioambiental  o a los accidentes aéreos. No estoy pretendiendo con eso quitarle hierro al desastre, tan solo presentarlo como lo que fue: una catástrofe que nunca podría haberse producido en ningún país occidental y que únicamente ocurrió debido a una combinación de irresponsabilidad y mala suerte.

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LA ISLA DE LAS TRES MILLAS.-

El síndrome de China es el título de una película de 1978 cuyo argumento era un accidente que provocaba la fusión del núcleo de un reactor nuclear cuya temperatura se elevaba tanto como para perforar el búnker de contención y hundirse hasta alcanzar las antípodas. Una simpleza que ignoraba los estudios geológicos que muestran que el centro de la tierra es un núcleo de materia ígnea que se hubiera tragado una minucia (en términos geológicos) como el núcleo de un reactor.

La película se hubiera olvidado de no haber ocurrido en 1979 el segundo accidente más importante de la historia de la energía nuclear, precisamente en la misma central que aparecía en la película. La fusión parcial del núcleo del reactor de Three Mille Island (o TMI, abreviado), pero sin ninguna de las catastróficas consecuencias de Chernóbil.  El accidente, grave como fue, se saldó sin víctimas ni daños al medio ambiente. La razón por la que el reactor de TMI resistió la fusión parcial de su núcleo fue la robustez del búnker de contención. Con más de un metro de espesor y una densa red de vigas de acero reforzando la estructura, las paredes de hormigón armado del búnker están diseñadas para resistir las extremas condiciones de presión y temperatura que se dan en un accidente de este tipo. Estudios posteriores han demostrado que lo sucedido en TMI no fue una excepción, sino la norma.

Como ya se ha expuesto reiteradamente, en un reactor de tipo LWR, la reacción en cadena no puede descontrolarse, debido al efecto regulador del agua. En condiciones normales, el agua se lleva ese exceso de calor para producir vapor. Si eventualmente hay una pérdida de agua, el núcleo continúa calentándose debido a la ausencia de refrigerante, hasta que las barras de combustible se funden y la radioactividad queda sellada en el interior de las cápsulas de combustible en el interior del reactor. Para salir al exterior es necesario que se atraviesen las tres capas de contención: la vasija presurizada de 30 cm de acero, el búnker de un metro de hormigón armado y el edificio exterior, también hecho de hormigón. Esta situación no se ha dado nunca en la historia.

El accidente ocurrió por una concatenación de dos sucesos improbables: una válvula que no se cerró correctamente y una mala interpretación  por los operadores de un aviso enviado por los instrumentos de control. Como es normal tras este accidente – ocurrido hace 37 años-, tanto los materiales como los sistemas de control han mejorado inmensamente, se han incorporado sofisticados avances informáticos y unos protocolos mucho más estrictos de operación. Prueba de ello es que no se ha repetido una circunstancia como aquella, con  460 reactores operando en el mundo durante 37 años.

 TOKAIMURA.-

El tercer accidente entre los más graves de la historia de la energía nuclear es más singular que los anteriores. No tuvo lugar en una central, sino en una planta de procesamiento de combustible nuclear. Se produjo el 30 de septiembre de 1999 cerca del pueblo de Tokairnura, situado a unos 130 kilómetros al nordeste de Tokio.

Se podía haber afirmado que una reacción en cadena (no explosión) jamás se iniciaría en una fábrica de óxido de uranio. ¿Cómo se iba a iniciar? Pues por la ignorancia, avaricia y estupidez humanas. Si no se tienen en cuenta estos factores al diseñar los sistemas de seguridad en cualquier tipo de actividad  nunca se puede estar seguro de nada y no sólo en la energía nuclear.

En una etapa determinada de la fabricación de las píldoras combustibles hay que mezclar óxido de uranio con ácido nítrico para purificarlo. Se sabía que eso hay que hacerlo con cuidado y, sobre todo, en una caldera especial mezcladora. Es un procedimiento muy lento, entre otras cosas porque la máxima cantidad de uranio que se admite juntar en cualquier instante es 2 kilos, aunque es imposible alcanzar la masa crítica del uranio, (52 kilos para el 235U puro) manejando uranio poco enriquecido en ese isótopo en forma de óxido.

Aunque la riqueza necesaria para las centrales nucleares está en torno al 3 por ciento, la empresa estaba autorizada a manejar uranio enriquecido hasta el 20 por ciento destinado a reactores criaderos de neutrones rápidos. Los operarios estaban manipulando uranio enriquecido al 18,8 por ciento disuelto en ácido. Así pues, porque ir tan lentos con el aparato mezclador. Violando todos los protocolos existentes, dos trabajadores de la factoría de la empresa M. M. Sumitomo se pusieron a disolver óxido de uranio en ácido nítrico en una caldera de acero inoxidable, lo hicieron a mano, en buenas cantidades y deprisa. No vestían los uniformes homologados con su dosímetro adosado. Hasta 16 kilos de uranio llegaron a meter los despreocupados operarios en el caldero. Explotar, no explotó porque era imposible, pero la mezcla se hizo crítica y la reacción en cadena se inició a buen ritmo.

Las alarmas saltaron, pero no estaba previsto ningún plan de emergencia para esa circunstancia. No había mecanismo alguno para detener la reacción, por lo que se estuvo produciendo durante casi veinte horas. A nadie se le ocurrió otra cosa que mantener los sistemas de ventilación funcionando, por lo que durante varios días se estuvo emitiendo al exterior aire contaminado radiactivamente. Los directivos de la fábrica no comunicaron el problema hasta casi una hora después. Las autoridades locales tardaron otra hora antes de advertir a la población, a la que lo único que tenían que haberle recomendado era que se quedaran en sus casas escuchando la radio. Con esta simple medida, se habría evitado una buena parte de los 63 casos de personas que se vieron afectadas. Todos se recuperaron salvo los operarios. Sobrevivieron dos meses uno y cinco el otro.

Los agricultores de los alrededores perdieron varias cosechas; a los pescadores de la costa cercana les prohibieron pescar durante una buena temporada; del agua de los pozos no se fiaba nadie, y con razón, etc. Los directivos de la empresa fueron despedidos y a la empresa le quitaron la licencia de actividad. Uno de los muchos informes sobre el accidente indicaba que los sistemas de seguridad de que disponía eran apropiados para una panadería.

PARA SABER MÁS:

 Chernóbil y la zona de Prypiat se han convertido en una de las mayores atracciones turísticas de Ucrania. Entrando en las direcciones indicadas abajo se puede encontrar toda la información necesaria. Hay también algunos vídeos e informaciones sobre los controles y experimentos que se llevan a cabo en la zona; un vídeo de una joven que era una niña visitando a su familia cuando la explosión y su temor a tener hijos por los efectos sobre ellos de la radiación. Por último, un enlace a los vídeos que publica una científica que vive en la zona, estudiando la fauna y la flora y alimentándose de los productos que cultiva y recolecta allí.

 https://www.chernobyl-tour.com/english

 https://www.chernobyl-tour.com/francais/?action_skin_change=yes&skin_name=fr

 https://www.chernobyl-tour.com/photo/

 https://www.iaea.org/newscenter/focus/chernobyl

 https://www.iaea.org/newscenter/multimedia/videos/chernobyl-mice-and-nature

 https://www.iaea.org/newscenter/multimedia/videos/chernobyl-25-interview-alexander-vasiliyevich-bichan

 https://www.iaea.org/newscenter/multimedia/videos/chernobyl-can-i-have-baby

 https://www.youtube.com/watch?v=j6mreZ98_Ug

 Y no resisto la tentación de adjuntar enlaces a las páginas de turismo de Hiroshima y Nagasaki. Ciudades que sufrieron un ataque con bombas atómicas y que según los ecologistas no podría vivir en ellas durante cientos o miles de años: juzgue por si mismo. Se levantaron en el mismo sitio y en la zona cero de la explosión, en el centro de ls ciudad se han creado unos magníficos parques públicos.

HIROSHIMA

https://www.google.es/search?q=hirosima&gws_rd=ssl#q=hiroshima+turismo&revid=59811214

http://www.japan-guide.com/e/e2160.html

NAGASAKI

https://www.google.es/search?q=TURISMO+NAGASAKI&gws_rd=ssl

 

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