ZINO DAVIDOFF
“Fume menos, pero mejor: haga de ello un ritual, una filosofía”.
Sabias palabras de Zino Davidoff, el comerciante de tabaco más famoso del mundo. Davidoff murió en Génova el 14 de febrero de 1994. a la edad de ochenta y ocho años. Su historia personal es inseparable de la historia del Habano, porque se trata de la personalidad que más ha promovido el cigarro Habano como un artículo esencial para la buena vida. .
Nació en Ucrania en 1906, hijo de un mezclador de tabaco judío, que se exilió en 1911, escapando de la ola antisemita que se extendía por aquellas tierras. La familia se instaló en Génova, abriendo una pequeña tienda especializada en tabaco del Oriente. Uno de sus clientes más asiduos, un ávido consumidor de cigarros, era un fugitivo ruso denominado Vladimir Ilich «Lenin», que resultó también un estafador que dejó tras de sí una voluminosa cuenta sin pagar cuando se marchó sin despedirse para liberar a las masas proletarias rusas.
El primer estanco en Ginebra
Zino estaría destinado a tomar el control de los negocios familiares tan pronto como se pusieron las bases sólidas del negocio. Entre 1924 y 1929, emprendió una extensa gira por plantaciones de tabaco en Argentina, Brasil, y Cuba para poder estudiar el ciclo de la producción. Con los conocimientos y las experiencias adquiridas, cuando volvió a Génova construyó el primer almacén de cigarros de Europa con un sistema de humidificación. Su tienda de tabaco pronto se convirtió en un lugar de peregrinación de todos los aficionados a los habanos del Viejo Continente.
Al declararse la II Guerra Mundial, Davidoff cultivó sus conexiones en Cuba. Consiguió tomar el control de grandes cantidades de cigarros destinados a Europa, pero bloqueados por la guerra en grandes almacenes, y se responsabilizó de venderlos con unos sustanciosos beneficios.
En 1946, estaba leyendo cuidadosamente la lista de vinos de un lujoso restaurante, cuando concibió la brillante idea de reorganizar la imagen del Habano basándose en el modelo de los grandes vinos Franceses.
Esta innovación revolucionó el marketing del cigarro, introduciéndose por primera vez el concepto de «cigarro de lujo». La compleja elaboración de este concepto se basó estrechamente en la línea usada para la promoción de los vinos más refinados, y, al cabo de un año, el concepto empezó a ejecutarse con la introducción en el mercado de la legendaria serie de los Cháteaux: Margaux, Lafite, Haut Brion, Latour y Mouton-Baron Rothschild. Los puros fueron elaborados por Hoyo de Monterrey con las mejores mezclas de tabacos cubanos de Vuelta Abajo. Se convertirían, junto a Montecristo, en los mejores cigarros de su tiempo, y jugarían un papel fundamental en la reorientación del Habano hacia Europa tras la guerra.
Zino se convirtió en una clave de la historia de La Habana a principios de la década de 1960, casi por sí sólo, la salvó del legado de Lenin (no del todo, me atrevo a decir), ayudando a los cubanos a restablecer el producto en los mercados internacionales. A cambio, Cuba permitió a Davidoff crear su propia marca, que adoptó su nombre. Los primeros modelos aparecieron en 1969, con el Nº 1, el Nº 2 y el Ambassadrice. La serie Cháteaux fue pronto incluida dentro de la línea, así como las nuevas creaciones Dom Perignon y la serie «Mille» (1.000).
Humidores de lujo
El año 1970 marcó un punto de inflexión: Zino, sintiendo el peso de los años, cedió la antorcha a las nuevas generaciones. Su grupo se integró en Oettinger Imex, un importador de tabaco situado en Basilea desde 1875, dirigido por aquel entonces por Ernest Schneider, por lo que la era Schneider fue la sucesora de la era Davidoff. En este periodo se producirían profundos cambios en la estrategia comercial del grupo. Schneider desarrollaría una vasta red de puntos de venta para sus cigarros puros, involucrando a subsidiarios, boutiques, distribuidores, agentes de venta y los sitios donde la gran historia despegó: restaurantes exclusivos. El grupo posee actualmente una fuerte implantación en sesenta países, y hay más de cuarenta tiendas con el nombre de Davidoff repartidas por Europa, Estados Unidos (Nueva York y Beverly Hills) y Asia, en donde una tienda se alza orgullosamente en el mismo corazón de Beijing.
EL ESTANCO EN EL CORAZÓN DE LONDRES:JERMYN STREET ESQ. ST. JAMES STREET
En 1985 el grupo desarrolló gran actividad iniciando una ambiciosa diversificación en el mundo de la moda y el lujo: gafas, artículos de piel, Tshirts, coñac, vodka, perfumes, etc., bajo la marca Davidoff. Con unos beneficios cercanos a los cuatrocientos cincuenta millones de dólares, el grupo ha conseguido realizar con creces su objetivo de reducir su dependencia del mundo del tabaco ya que el sesenta por ciento de esta cifra de beneficios tiene muy poco que ver con la venta de cigarros.
En 1994, el grupo decidió transferir la producción cubana de cigarros a la República Dominicana. Esta estrategia respondía, en gran parte, a la ambición de capturar el mercado americano que era entonces inaccesible desde Cuba debido al embargo. También suponía entrar de lleno en el mercado de los puros ligeros, que empezaba a experimentar una creciente popularidad. Ello conllevaba la introducción de una nueva generación de cigarros Davidoff.
La aventura ya se había intentado antes, en 1977, con la fundación de Zino en Honduras. La ruptura con Cuba fue total y definitiva, y ya no existen Habanos Davidoff desde 1993, para disgusto y añoranza de sus adictos consumidores. A pesar de ello, el grupo aún importa al menos, dos millones y medio de Habanos cada año para abastecer sus tiendas. Los primeros Davidoff dominicanos aparecieron en 1991. Se elaboran en Tabacos Dominicanos (Tabadom) dirigida por Hendrick Kelner. Este ya producía para Avo Uvezian con anterioridad, pero tras un acuerdo, los derechos para la comercialización exclusiva para todo el mundo fueron adquiridos por el grupo. Tambien se incoporaron las marcas Griffin’s y Private Stock.
El volumen de la producción de Davidoff llegó a los seis millones de unidades en 1996, de los cuales un 25% se destina a los Estados Unidos, su mayor cliente. El meticuloso cuidado con el que se elaboran estos puros sigue siendo el sello distintivo de Davidoff. El La tripa está hecha con una mezcla de al menos de cuatro tabacos dominicanos, con un periodo excepcional de fermentación que en algunos casos alcanza los cuatro años. La línea incluye alrededor de veinte modelos diferentes que, según su grado de suavidad, se dividen en cinco series. Los más ligeros pertenecen a las series Davidoff Nº1 a 3, los Tubos, los Ambassadrice y la serie Aniversario (Nº1 y Nº2). Las series «Mille» (1.000) y Gran Crû (Nº1 a 5) son unos puros con un poco más de cuerpo. Los cigarros más fuertes son los de la Serie Special (Special T, R, C y Double R). Es difícil citar todas las variedades, tipos y vitolas, porque al igual que otros elaboradores, las novedades son continuas. En los últimos tiempos ha surgido la Series especiales, los añejados, las ediciones limitadas, etc., siempre con la más alta calidad y selección de los tabacos, por ello, los Davidoff se cuentan entre los cigarros más caros del mercado.
CIGARROS DE DAVIDOFF
Por otro lado, la visita a una tienda Davidoff es, para un aficionado, entrar en un mundo de fantasía. No solamente se pueden adquirir todos los tabacos de la marca y de las mejores marcas cubanas y de otras procedencias, sino un enorme surtido de accesorios y complementos para el fumador y un fascinante (y carísimo) surtido de lujosos humidores elaborados con maderas exóticas y un trabajo casi de orfebrería en madera.